EN UNAS POCAS LÍNEAS TODAS LAS EDADES TODOS

-Blanca y sus 4 sentidos-

Unas manos suaves acarician una fría barra de metal: – ¡es una montaña rusa!- dice la dueña de aquellos dedos que no paran de moverse tocando todo lo que tienen a su alcance. Te puede parecer raro. Sí. Pero a Blanca no. Ella se debe valer de las manos pues es ciega, y lo hace de diez. Ha llevado a sus compañeros al parque de atracciones; siempre dicen que no se puede valer por sí misma, así que les ha propuesto que si adivina todas las atracciones le harán los deberes un mes. De repente, un curioso olor invade sus fosas nasales, solo Blanca lo identifica -¡algodón de azúcar! ¡corred! – y después de comerse el algodón, continúan con el reto. Huelen, prueban, escuchan,  tocan… y al final Blanca demuestra a todos que ella también puede disfrutar de un divertido día… ¡con solo cuatro sentidos!.

EN UNAS POCAS LÍNEAS MISTERIO TODAS LAS EDADES TODOS

-La familia Buenazo-

El monótono sonido del silencio acechaba por las calles alrededor de la torre de Londres. Los alcohólicos yacían dormidos en los pubs y las luces de los locales parpadeaban. Era medianoche. De repente una figura  llamó la atención en el paisaje. No debía medir más de 1’10. La seguían otras tres. Dos muy altas llevando en brazos a un bebé. La familia Buenazo. Pero no os dejéis engañar pues eran todo menos buenos. Algo brillaba entre sus manos. Llevaban joyas pero no unas joyas cualquiera sino… ¡las joyas de La Corona! Se miraron y con un movimiento, tan sigilosamente como aparecieron, se marcharon.

+ 6 AÑOS EN UNAS POCAS LÍNEAS MISTERIO TODOS

-Una atracción para morirse, pero no se risa-

Candela miraba a todos lados; sin saber cómo, estaba en clase y todos sus compañeros se reían de ella. De repente, su profesor se convertía en un asqueroso monstruo que lanzaba fuegos artificiales por la boca provocando grandes incendios alrededor de ella, pero el fuego no llegaba a rozarla. Al mirar hacia abajo, gelatinosos bichos que derramaban sangre al andar  subían por su cuerpo creándole profundos agujeros. Cuando se iban, su piel volvía a la normalidad, pero eso sí, dejando sobre ella un rastro rojo. “Ojalá nunca hubiera abierto esa puerta”. Hablaba de la puerta de aquella estancia oscura que había contemplado tantas veces con ojos tentadores en aquel parque de atracciones, la puerta de ese pasaje al que su hermano le había desafiado a entrar; ahora ya no quedaba rastro ni de él ni del guía. Sus pies no la dejaban retroceder, solo andar y andar; pero  aquello no tenía fin. De repente, sonó algo parecido a una sirena. Su padre y dos policías venían a buscarla, mas la niña estaba paralizada, con una cara aterradora. En lugar de su fina sonrisa había ahora una mueca de terror, por ella asomaban grandes colmillos. Sus redondos ojos se habían convertido en otros muy diferentes: rasgados y verdes. Fue un error abrir esa puerta. Desde ese día, Candela María Olivares no volvió a ser la misma.

EN UNAS POCAS LÍNEAS TODAS LAS EDADES TODOS

-La más rockera-

En mis tiempos, a los ocho años ya podíamos ir adonde quisiésemos; ahora, cada vez que lo intento, ¡mis hijos se interponen! Si ellos van todos los viernes a jugar al póker cómo es que yo no puedo ir a los conciertos grabados de Queen. Que, aunque me duelan las rodillas y no vea ni torta, yo también me puedo divertir. Hoy, que por fin me han dado los resultados de mi operación, me voy a una disco de esas modernas que hacen ahora ¡a ver si de una vez se enteran en mi familia que me pueden dejar sola!